La chía, originaria de América Central, ha sido venerada desde tiempos precolombinos. Los aztecas y mayas consideraban esta semilla sagrada, utilizándola como fuente de energía en batallas y ceremonias religiosas. Su nombre, que proviene del maya chían (que significa «aceitosa»), refleja su naturaleza rica en aceites esenciales, fundamentales para la dieta de estas civilizaciones.
Hoy en día, la chía sigue siendo un superalimento destacado, y su aceite, extraído mediante prensado en frío, ha ganado popularidad global. Este proceso, libre de químicos, preserva sus valiosos nutrientes: principalmente los ácidos grasos omega-3, antioxidantes como el tocoferol, y minerales esenciales. La extracción cuidadosa garantiza un producto puro y de alta calidad, ideal tanto para la nutrición como para el cuidado personal.
El aceite de chía es altamente valorado por su versatilidad. En la cocina, es un complemento saludable para ensaladas y platos fríos. En cosmética, se utiliza como hidratante natural para piel y cabello, gracias a su capacidad para retener humedad y combatir los radicales libres.
Elegir aceite de chía es honrar un legado ancestral y apostar por una opción sostenible y beneficiosa para la salud. Un verdadero tesoro que une tradición y ciencia moderna.
