El azafrán, conocido como «oro rojo», tiene una rica historia que se remonta a más de 3,000 años. Originario de Asia Menor, fue utilizado tanto como condimento culinario como medicamento en antiguas civilizaciones como la griega, romana y persa. Con su color dorado y su sabor inconfundible, este pequeño pero potente ingrediente ha conquistado cocinas alrededor del mundo.
El cultivo del azafrán es un arte en sí mismo. Se obtiene de las flores de Crocus sativus, una planta que florece en climas templados y requiere un suelo bien drenado y temperaturas frescas. Cada flor produce sólo tres estigmas rojos, que son la parte utilizada para la especia, lo que hace que la cosecha sea increíblemente laboriosa.
Para obtener un kilogramo de azafrán, se necesitan entre 150,000 y 200,000 flores, ¡lo que muestra lo intensivo que es el proceso! La recolección se realiza a mano, y se debe hacer antes de que la flor se abra completamente para preservar la calidad. Después, los estigmas se secan cuidadosamente para mantener su sabor y aroma.
El azafrán no solo es un ingrediente gourmet, sino también una de las especias más caras del mundo debido a la cantidad de trabajo y tiempo que requiere su cosecha. A lo largo de los siglos, esta valiosa especia ha sido cultivada en países como Irán, España, India y Marruecos, que hoy lideran la producción mundial.
El azafrán sigue siendo un símbolo de lujo y dedicación, una joya que continúa siendo apreciada tanto por su historia como por su exquisito sabor.
